Nobody said it was easy.

jueves, 16 de mayo de 2019

Abrazos que ya no tengo


La casita del lobo en la plaza.
Las carreritas para ver quién se toma más rápido la chocolatada. Y vos el té con leche, que ahora es mi bebida favorita.
Los retratos a lápiz mientras mirabas la tele.
Los cuentos en la cama. La cabrita y el cebollar.
Los bastones enmendados con alambre.
Todas las cosas que te pedía que me arreglaras.
La radio vieja con folclore en el escritorio de los mil tornillos y chucherías.
Los ojitos llorosos mientras te reías y recordabas algo.
La enfermedad.
Mi adolescencia, tu otro mundo, mi egoísmo y un adiós que nunca te dije.

El ruidito de la cuchara en la taza todas las mañanas.
Los cuentos en la cama.
El pastel de papa más rico del mundo.
Las bombachas rosadas de navidad.
Los sobrecitos con plata.
Los chistes y los relatos.
La boquita roja.
La risa estridente.
El fiat uno en la puerta del colegio cada tarde.
La Susi y la Mirtha a la hora de la comida.
Las peleas.
El amor.

Los caramelos de café.
La guitarra y la armónica.
La tele de fondo con musiquita flamenca.
La sonrisita de niño.
Mi lugarcito en los brazos del sillón al lado tuyo.
Los cantitos y los chistes.
La inocencia.

Las migas más ricas y la mejor paella.
Las lecciones de costura abajo de la higuera.
Los conejitos que me prestabas para hacerlos dormir en una canasta a escondidas del abuelo.
La obsesión por que nunca me viera demasiado delgada.
Los mantecados, los yogures y los bocadillos.
Las bufandas y los jerseys tejidos.
El brasero abajo de la mesita del comedor.
David el gnomo a la hora del almuerzo.
Los brazos que me consolaban cada mañana cuando papá se iba a trabajar.
Los abrazos bien fuertes.
Las despedidas más duras.

Los cuentos de terror con la luz apagada.
La mesita de la tarde y el mantecol.
Los buenos asados.
La camioneta celeste.
La viña y el campo.
Las puertas siempre abiertas.
La sonrisa intacta.
Las peñas de verano.
La alegría.
La bondad.
El dolor.