Y como siempre volvemos a la misma cuestión: la de cómo olvidar que me he he olvidado de aquello. Que me he querido olvidar... pero tal vez todavía siguen allí las cicatrices de aquel olvido. Aquella tarde de no se qué mes, en aquel banco de no se qué plaza. Mi cabeza sobre su pecho. Algún "te quiero" extraviado, perdido, ignorado, humillado... Algunas notas de una canción en el aire. Temas sin importancia. Besos sin corazón. Miradas sin visión alguna. ¿Amor o no amor? ¿Ser o no ser? ¿Olvidar o no olvidar?... Por lo menos queda esa ínfima sensación, satisfactoria por momentos, de que algo fue. Nada o algo; pero "nada" es algo. Lo que sea que haya sido fue. Fue. Estuvo. Tal vez estuvo sin ser, o fue sin estar. No lo sé, y quizás nunca lo sabré. Pero ahora, al menos, tengo una certeza... Mientras se siga sintiendo no se puede olvidar.
Aunque sentir duela.
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